En la actualidad, parece que todos tienen un teléfono móvil, incluidos más del 75% de los adolescentes de EE. UU. y un creciente número de niños más pequeños. Tanto para los jóvenes como para adultos, la tecnología ha cambiado la manera en que trabajamos, jugamos, nos comunicamos, aprendemos y socializamos. Incluso el término “teléfono inteligente” se queda corto: nos ofrece cientos de miles de aplicaciones que nos permiten rastrear vuelos, hacer tareas, mantenernos en forma, consultar tutoriales, evitar los embotellamientos, encontrar recetas, leer libros o compartir momentos y juegos con personas que se encuentran a distancias enormes.